Wednesday, June 18, 2008

Comalle, la magia de la contraforma

Comalle, es una tipografía que de alguna manera rinde un pequeño homenaje a la teoría de la Gestalt, ese libro que nos obligaron a leer en primer año y que hablaba de la percepción psicológica de los elementos y estaba repleto de apasionantes juegos visuales de formas, texturas y colores.

Recordaremos ese famoso ejemplo donde puedes ver dos siluetas caras de personas si ves la figura, pero si te fijas en el fondo, aparecerá milagrosamente una copa.

Bajo ese mismo principio de utilizar formas y contraformas muy reconocibles se estructura el concepto de Comalle.

A la hora de diseñar una fuente, podemos suponer que una tipografía de trazo muy delgado, tendrá contraformas amplias y abiertas, tan abiertas, que muchas veces se pierden en un infinito mar de blanco.
Como Comalle tiene un trazo más bien grueso, permite trabajar con acotadas formas en negativo, que van abriendo paso al trazo mismo, tranzando de igual a igual el espacio tanto negro como blanco.


Entendiendo a Comalle
Si miramos el ejemplo superior, podemos apreciar cómo el juguetón peinado de la g, recibe fascinado a la letra que le sigue, creando un interesante espacio entre las dos letras que, incluso sin juntarse y funcionando independientemente bien, crean un lúdico espacio virtual.
Lo mismo pasa con la cola de la "g", en la que el blanco externo entra muy tímidamente y termina esculpiendo con decisión la forma. La idea del trabajo de Comalle entonces, no es sólo pensar las contraformas internas de los caracteres, sino que intentar también integrar al vecino.

Existen caracteres que se prestan voluntariamente para delicados detalles en este juego de formas sólidas y su contraforma, como la arroba, en que es envuelta por si misma, rematando de una manera muy curiosa, citándose a si misma para proponer un dibujo distinto.


Hace algunos meses, hablábamos de la importancia del juego de velocidades en el trazado de las curvas en la tipografía. Comalle aprovecha al máximo ese delicioso juego de velocidades, creando un especial juego de intensidades de curva, muy coherente entre si, en el que prácticamente el capricho en su diseño está totalmente ausente. Estas curvas son trazadas cada una de manera muy natural y traducidas a bellos trazos.

En fin, la opción de trabajar con simpleza la complejidad de la curva y contracurva orgánica, es la gran apuesta de Comalle, una tipografía que su forma parece trazada por un hábil letrerista y su contraforma fue moldeada por un habilidoso cirujano y su bisturí.


En fin, Comalle está a la venta en Veer, y aquí pueden disfrutar de su especímen y continuar entendiendo el juego de formas de esta alegre y primaveral tipografía.
Por cierto, si quieren usarla para algún proyecto específico, pueden adquirirla acá.
Comalle, es una tipografía exclusiva para la colección Umbrella, de Veer.

Monday, June 02, 2008

Escogiendo tipografías

Es interesante que recién me de cuenta que el blog todavía no aborde el tema de la sensibilidad de la elección tipográfica. Hasta el momento sólo nos habíamos dedicado a conocer las razones para hacer que las tipografías que funcionan óptimo, pero de sensibilidad, sólo pequeños esbozos.
Muchos buenos diseñadores dicen que ser criterioso en la elección es un talento con el que se nace, y que no se educa. Sinceramente, creo que la elección de tipografías es algo perfectamente educable, pero claro, exige un importante conocimiento previo de las tipografías que puedes llegar a elegir. Y también es educable hasta cierto punto, porque depende de la mano con la que se trabaje, ya que hay diseñadores que le ponen mucho estilo propio a sus diseños.
Entonces, si estuviéramos trabajando en condiciones ideales, donde sólo nos debatimos a elegir entre las tipografías que tenemos, y todas funcionan correctamente (todas tienen “eñe”, “acentos”, y están bien espaciadas) ¿Cuál debiese ser nuestro principal criterio de elección?

Tipos de elección de tipos
Existen varias maneras de elegir tipografías. Desde simples procesos preconcebidos que respetan estilos, hasta procesos muy complejos que involucran complejos raciocinios, sin embargo, el resultado y el objetivo siempre será el mismo: que se lea lo que quiero decir.
Y para decirlo hay muchas maneras de hacerlo. Existen tipografías que nos trasladan a épocas específicas, nos crean sensaciones y nos evocan momentos. Algunas no expresan absolutamente nada, y otras hablan más de lo que pueden decir.
Descubriremos cada uno de esos mundos para enfrentar, partiendo con el más simple de todos:



1. El método cerrado
Massimo Vignelli, en una entrevista para la revista Communication Arts, decía que para él y su oficina le bastaba con trabajar con sólo siete tipografías.
Existen muchos diseñadores que trabajan con muy pocos tipos de letras, hay distintos motivos por que lo hacen, algunos por mediocridad, y otros porque sienten la necesidad de responder al estilo que el cliente espera de ellos.
La gente que trabaja con pocas tipografías, tiene muchas veces problemas al momento de diferenciar con claridad si lo que hacen es para una cadena de comida rápida, o un folleto para una financiera. Da lo mismo, para todo uso Arial o Times.
De alguna manera, son diseñadores que están acostumbrados a forzar la dirección de arte para que todo funcione con las tipografías que estoy acostumbrado a trabajar. De esa manera, la expresión se logra mediante el correcto uso de pesos, tamaños, colores, tramas, texturas, etc.
Existe gente con mucha trayectoria que le ha tomado toda una vida darse cuenta que su paleta tipográfica puede ir haciéndose cada día más y más pequeña, pero sin embargo, saben que fuera de su computador, está un maravilloso mundo de trazos tipográficos esperando ansioso por ser utilizado, que evoluciona día a día, y se hace paradójicamente más rico en cantidad y calidad.
Sin embargo, si no sabes lo que hay afuera, y tu paleta tipográfica es pequeña porque siempre lo ha sido, posiblemente se vea reflejado en tus diseños en forma de pobreza de ideas y sensibilidad a la forma.
De todas maneras, creo que tener una pequeña paleta tipográfica, es una limitante absurda, mucho más aún cuando eres de los diseñadores que siempre está tratando de proponer.
En fin, en este caso el criterio de elección tipográfico es caprichoso y muy personal. Por lo mismo no merece más análisis. Siempre ocupa las mismas.




2. El método directo
El método de elección de tipografías directo, es el método más simple, rápido, predecible y básico. Lamentablemente el método en el que suele caer la gran mayoría de los diseñadores.
Consiste en lo siguiente: Si necesitas una tipografía para escribir sombrero, buscas una que tenga forma de sombrero. Si necesitas una tipografía para escribir niño, buscas una que parezca que haya sido hecha por un niño, y si necesitas escribir perro, buscas una hecha a partir de pisadas de perro.
Es un método directo, porque a partir de la elección, no hay extracción alguna de conceptos asociados ni ideas complementarias. Es por lo general lo que esperaría ver el cliente (porque tampoco es capaz de ver más allá), y la manera fácil de hacer las cosas.
Entonces, cuando nos damos cuenta que elegimos una tipografía con lunares dentro, porque los perros dálmata tienen lunares en su pelaje, debemos pensar internamente, “hey, estoy haciendo una relación 1 a 1, ¿eso está bien?”.

Debemos recordar que el diseño de la tipografía es a la escritura, lo que el tono de voz es a la palabra hablada. (Lo que el interlineado y el interletraje es a la velocidad con que se habla, y la página escrita, puede llegar a ser una verdadera partitura, donde la elección tipográfica podría ser interpretada como la elección del instrumento).
Según eso, para decir perro, no es necesario ladrarlo, sino que basta con decirlo adecuadamente.

Veamos un ejemplo que pueda ser analizado desde 2 perspectivas.
Supongamos que debemos hacer un cartel que diga, “China, una tierra hermosa”.
Parece extraño, pero es raro que de inmediato nos volquemos en búsqueda de una tipografía que “sea como” una caligráfica china. Es normal que sea lo primero que se nos venga a la cabeza, pero ¿nos hemos cuestionado alguna vez si es lo óptimo?.
A pesar de que el resultado (si el diseñador es hábil), pueda ser el convincente por temas de color y composición, estamos dejando de lado un montón de interesantes ideas que tal vez debiesen ser tomadas en cuenta a la hora de elegir.

3. El método abstracto
(Retomando el ejemplo anterior) Si nos detenemos un minuto a pensar y hacer un pequeño análisis de la legibilidad de la tipografía que estoy usando, posiblemente me de cuenta que estoy sacrificando casi por completo la forma de las letras, para forzarlas a algo que no están preparadas. Es decir, tienen demasiada personalidad, tiene demasiada idiosincrasia.
Mejor, cambiemos identidad por legibilidad.

Cuando uno escoge con precisión un tipo de letra, acude por lo general a conceptos indirectos, y esto es muy importante para el diseño, porque si lo que estamos trabajando es un diseño funcional (un diario, una guía de teléfonos), las preguntas tenderán a lo siguiente: por qué me sirve determinada condensación, cuál es el grosor de letra que necesito, cómo deben ser las contraformas (abiertas, cerradas), de qué estilo debe ser la letra, cuál es la inclinación, cómo son sus proporciones, cómo está compuesta su familia.
Sin embargo, si trabajamos con un diseño de identidad (cómo el de china) tal vez debemos hacernos las preguntas en función del contenido de la forma de la letra: por qué un tipo de curvas me sirve o no, por qué la versatilidad del grosores es fundamental a la hora de la elección, cómo se presta para recibir todo tipo de combinación de colores, cómo se lee (la pregunta es cómo se lee, no si se lee o no), cuál es el concepto de su itálica, cuál es la o las letras que tienen detalles que la hacen diferente a las demás, etc.

Entonces, en vez de hacer una elección casi a ciegas, hacemos una reflexión sobre el entorno que genera lo que necesitamos diseñar, en este caso, el cartel de China. ¿Qué colores tiene china?, ¿cómo pudo entender que no necesito hacerme pasar por chino para hablar de china?. Lo que necesito, no es plasmar la cultura china en un papel, sino que basta con un acercamiento. Y si ese acercamiento no me lo da completamente la tipografía, tal vez sea bueno diseñar un gag que haga que todo funcione perfecto.
En fin, crear un clima de ambiente chino, rescatando su esencia, es a veces mejor que hacerse pasar por chino.

Recuerdo que hace algunos artículos, en la presentación de la tipografía Beauchef (una tipografía a pedido), los requerimientos de diseño fueron los siguientes: “necesitaba una tipografía que fuera tan ruda como las matemáticas avanzadas, pero tan legible, clara y exacta como los números mismos. Una tipografía que sea tan vanguardista como los sorprendentes proyectos que abordan, pero tan conservadora, tranquila y respetuosa como los clientes que necesitan de sus servicios. Que sea tan vistosa como las voluminosas fórmulas con las que trabajan, pero a la vez que sea tan humilde como la cifra final que los resultados entregan.”
En ese momento, entender la esencia de las matemáticas, era más importante que forzar a que un “3” tenga la forma de una “E”, o que un “7” tenga la forma de una “T”, como puede ser básico pensar.

Entonces, aparte de saber escoger tipografías útiles, es muy necesario no sólo estar al tanto de todo lo que va saliendo al mercado día a día, sino que también es muy importante tener un conocimiento general de formas de tipos de letra, y manejarlo casi como uno maneja la discografía de música: ésta canción va a ser para cuando esté triste, esta para cuando quiera bailar, y esta, para cuando necesite coraje, etc..